🔹La mayoría de nosotros/as no hemos tenido acceso a una educación sexual completa. 

 

🔹Normalmente, recibimos la información sexual básica de varias fuentes: de nuestras familias (si es que el tema no era tabú), de los institutos, desde donde se explica desde un enfoque biologicista, estructural y funcional (es decir, que tenemos, donde lo tenemos y para que sirve) y se informa de las enfermedades de transmisión sexual y cómo prevenirlas, y con los iguales, compartiendo experiencias, dudas, etc. 

 

🔹Ni mucho menos insinúo que esto no sea necesario e importante, de hecho lo es, y mucho. Sin embargo, generalmente  ninguna de estas fuentes hablan de sexo como fuente de bienestar, placer y conexión con uno mismo y con otros (en caso de que sea compartido). Esta parte ha sido generalmente censurada o negada, puesto que venimos de siglos de una cultura en la que el sexo tenía una única función: la de reproducirnos. 

 

🔹Hay que tener en el cuenta que vivimos en momento histórico en que podemos obtener información de manera inmediata, pero hay que saber discernir y cuestionar las fuentes de información en las que nos hemos basado para aprender lo que sabemos sobre este tema, puesto que no todas nos mostrarán la extensa variedad de sexualidades existentes. 

 

🔹La educación y la responsabilidad afectiva en las relaciones sexuales es imprescindible para asegurarnos una buena salud sexual, así como el autoconocimiento de que nos gusta, cómo y de cuáles son nuestros límites.